Bibliotecas carcelarias

Un libro, se dice siempre, te da alas. Frases como éstas, podría encontrar millones. Metáforas que hablan de soltar la imaginación, de dejar volar los sentimientos, de no aferrarse a la realidad, etc. Sin embargo, hay lugares en los que estas frases cobran un sentido más que metafórico. Estamos hablando de lugares como las cárceles en los que la libertad deseada no es sólo un recurso estilístico. En una cárcel, un libro abre, de verdad, un mundo en el que, de otra manera, sería imposible entrar.


El Manifiesto de la Unesco es claro en este punto: el público preso forma parte de la población a la que las bibliotecas deben servir. Los servicios de la biblioteca pública se prestan sobre la base de igualdad de acceso para todas las personas, sin tener en cuenta su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social. Deben ofrecerse servicios y materiales especiales para aquellos usuarios que por una o otra razón no pueden hacer uso de los servicios y materiales ordinarios, por ejemplo, minorías lingüísticas, personas con discapacidades o personas en hospitales o en prisión.”.

http://documotion.com.ar/bibliotecas-en-la-carcel-inclusion-censura-y-otros-detalles/

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